lunes, 7 de diciembre de 2015

Colmillos en la noche 5

Llevaban ya varios días de calma y un mensajero apareció en la mansión con una carta dirigida a Kira, era la respuesta que llevaban ya tiempo esperando, Argos recogió el sobre y se dirigió a la sala donde ella estaba, Kira lo abrió y el rostro le cambio de repente.
- Argos prepara mi caballo esta noche he de salir, debes ir rápido a reunirte con los sin nombre y comunicarles que las negociaciones se han roto, los miembros del consejo ya han tomado una decisión.
- ¿Qué es lo que pone? (Preguntó Argos).
Nuestros miedos se han hecho realidad, los nobles han enviado a los  Dark death, estarán aquí en dos días.
- No pensarás ir a reunirte con los sin nombre Kira.
- Si necesito hablar con ellos en persona.
- Si ese es tu deseo está bien, pero no iremos solos.
- Eso lo dejo en tus manos Argos.
Argos fue al encuentro de su padre que ya le esperaba con todos los miembros de su clan a la espera de que Argos llegara.
- Hola padre debemos ir a recoger a Kira, para ir al encuentro de los sin nombre, ¿ha regresado ya Héctor de la reunión con ellos?
- Si, ya ha regresado, el ambiente ésta muy agitado Argos. (Respondió Craustor)
El grupo de más de cien se dirigieron al encuentro de Kira, al llegar a los límites de las tierras de la mansión kira ya les esperaba impaciente por llegar al encuentro de los sin nombre, de esta reunión dependía la paz de la comarca.
El grupo tomó el camino dirección al bosque de las estrellas y según se iban acercando, se podía apreciar por que se le conocía por ese nombre, un mar de pequeñas luces iluminaban el interior del bosque, moviéndose entre los árboles creaban un espectáculo increíblemente bello, pero hoy no había tiempo para pensar en esas cosas, hoy solo las mentes de los integrantes del numeroso grupo era evitar el derramamiento de sangre.
Ya estaban en el lugar indicado, pero no se veía a ninguno de los sin nombre, el nerviosismo se reflejaba en la cara de todos, en especial en la cara de Kira, ella no sabía si sería capaz de hacerles entrar en razón y poder evitar la llegada de los Dark death. Kira sabía que cuando ellos llegaran el tiempo de las negociaciones habría terminado.
El silencio que existía de repente se convirtió en numerosos sonidos que venían de todas las direcciones y sin apenas darse cuenta se encontraron rodeados de siluetas que les observaban desde la oscuridad, ya estaban aquí, era el momento de ver que era lo que iba a pasar con la comarca.
- Soy Kira, hija del conde Arthur Rocher y nueva gobernadora de la comarca, con quien es con el que debo hablar, dejar de esconderos y dar la cara.
Uno de ellos se fue acercando, Argos pudo reconocer rápidamente de quien se trataba y no era otro que Estefan.
- Yo soy con el que debes hablar vampiro, dime que es lo que quieres.
- He venido para evitar que se derrame sangre en la comarca, sé que él antiguo gobernador no os trato de una manera justa, pero yo no soy como el, yo quiero poder vivir en paz y con las peticiones que exigís es completamente imposible que eso pase.
- Lo que pedimos es innegociable, ya se lo dije a Argos.
- Las dos primeras ya se os han concedido, la tercera es imposible, los nobles se han reunido y ya lo han decidido.
- Pues solo hay una solución, la guerra es inevitable.
- Yo he intentado que esto no pasara, pero ya deberías saber quiénes son los que vienen y ellos no van a negociar.
- Si te refieres a los Dark death, que vengan, serán recibidos como se merecen.
- Veo que no hay forma de que entiendas la situación, yo he hecho lo que debía y os he advertido de lo que va a pasar, si es guerra lo que quieres guerra es lo que obtendrás, ya no hay nada más de lo que tengamos que hablar.
- Que así sea (Respondió Estefan)
- Nos vamos (Gritó Kira) La próxima vez que nos veamos será ya como enemigos.
Los dos grupos se separaron tomando direcciones opuestas, unos hacia el interior del bosque y los otros dirección al pueblo. Ya por el camino Kira y Argos iban hablando de lo sucedido.
- Kira, no es aconsejable que salgas de la mansión de ahora en adelante. (Dijo Argos)
- Yo no voy a estar escondida, sabes bien que se defenderme sola. (Le respondió la joven)
- Temo por tu seguridad, ya sabes que eres muy importante para mí.
Los dos se miraron fijamente, con un gesto de alegría en la cara de Kira y a la vez de vergüenza en la de Argos.
- Ay mi valiente caballero, yo sé muy bien que a tu lado nada he de temer, pero ya debías de saber que al igual que tú te preocupas por mí, yo también me preocupo por ti, si te pasara algo mi vida ya no sería nunca más feliz Argos.
Argos agacho la mirada pensativo, era la primera vez que escuchaba esas palabras de kira y que veía esa expresión en su rostro, en un momento todo lo demás dejo de ser importante para él, ¿acaso sus sentimientos eran correspondidos?, no eso era imposible o eso es lo que su mente le decía, pero su corazón por primera vez había sentido otra cosa. Los dos continuaron por el camino sin hablar durante un largo rato, hasta que una voz habló a su espalda.
- Mi señora que es lo que debemos hacer ahora.
Kira se giró y pudo ver al padre de Argos que esperaba una respuesta.
- Ya solo nos queda esperar a la llegada de los Dark death.
- Está bien así se hará. (Respondió Craustor)
Y así llegaron hasta el cruce donde se dividían los caminos y Argos y Kira se separaron del resto tomando el camino a la mansión.
Ya dos días habían pasado, la noche era clara y despejada con una enorme luna llena en todo su esplendor en el cielo, Kira y Argos esperaban en el puerto la llegada de los barcos que traían la desgracia a estas tierras tan amadas por los dos. Ya se podían ver las luces de los candiles que iluminaban las cubiertas de los cuatro barcos que se iban acercando al puerto.
Los barcos atracaron en el puerto y lentamente fueron bajando las tropas de los Dark death el oficial al mando se arrimó a los dos jóvenes y les dijo.
- Saludos mi señora, venimos con órdenes de los ancianos de estar bajo sus órdenes para hacernos con el control de la comarca, hoy mismo iremos al encuentro de los que se hacen llamar los sin nombre.
- Ya veo que como siempre no perdéis el tiempo. (Contestó Kira)
- Nosotros no estamos para negociar mi señora, nosotros somos lo que viene después y lo termina con todo lo que se opone al consejo.
- Ya sabes entonces lo que debes hacer.
Los dos se miraron y una risa burlona se le escapó de la boca del oficial, estaba claro que a él solo le gustaba ver correr la sangre, lo demás no le importaba.
- Tú, perro, dile a los tuyos que no salgan de sus casas, todo aquel que se cruce en nuestro camino será cazado. (Dijo el oficial mirando con desprecio a Argos)
Argos asistió con la cabeza mientras sus puños se apretaban con rabia.
Mientras tanto los sin nombre ya esperaban colocados estratégicamente por todo el bosque de las estrellas, cerca de dos mil hombres lobo listos para la lucha.